12 de Mayo, 1:10am


«¡La hemos vuelto a hallar!
¿Qué?, la Eternidad.»
Jean Arthur Rimbaud


Pensando en la realidad de las cosas, inventé un punto, insostenible entre los dedos, círculo inconstante e inhabitable donde concluían todos los amores y un sólo nombre. Alimenté, a distancia e inconciencia, las letras empáticas de quien supo enredarme y nombrarme, muy a pesar mío, entre sus temibles amantes. No obtuve premios, ni recompensas a mi labor de lazo-conector con el mundo inmediato, no obtuve nada que hoy pueda retener entre las manos de mi memoria entumecida. Tinta china y negro ámbar son sus ojos, que de lejos, entre llantos y humo, hombres que desconozco y espacios contenedores, me nombraron princesa y nunca reina, nunca esquina en medio de las líneas.
Reorganicé los signos, las incógnitas encontradas, los movimientos del sol en cada pared de mi cuerpo, los papeles quemados en su boca, los pasillos de su sexo sin respuesta, y encontré, no sin temor, no sin ansias y ambivalencias, que a pesar del tiempo y el deseo, el momento de unión entre las puntas de un mismo emblema quizá, nunca llegue.







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8 voces:

Juan P. Giusepponi dijo...

Quizá nunca llegue?
Si tu espejo te nombra en cada amante, es porque ya llegó.


Y yo también llegué :)

x dijo...

Caer como un animal herido en el lugar que iba a ser de revelaciones














En mi mirada lo he perdido todo.
Es tan lejos pedir. Tan cerca saber que no hay

PEBEDAS dijo...

no cierro los ojos
menos a oscuras
mis ojos son mi herramienta
dicen
entonces los mantengo abiertos
a veces la niebla ayuda
12 segundos de oscuridad
y espero la luz del faro

PEBEDAS dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
rodrigo dijo...

hola viento, me gustaría que me mandes un e-mail y que charlemos

m a r i e dijo...

me gusta tu blog

juanp dijo...

hola =)

.M dijo...

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No obtuve premios, ni recompensas a mi labor de lazo-conector con el mundo inmediato, no obtuve nada que hoy pueda retener entre las manos de mi memoria entumecidanada.
el vacío como regalo ingrato
de los idos.
la oscura complacencia del
alma que se conforma con
sombras.


es que acaso no has mirado
al costado, dirigiendo obstinada
los ojos hacia arriba.

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