26 de Mayo, 03:09am


«Todo siempre es igual.
Cuando otra vez llamamos como ahora en el lejano muro:
todo siempre es igual.»
Olga Orozco


Puedo entonces ahora condenarme eterna a mis propios pasillos escondidos, inhabitables; trémulos jardines apagados, en ceniza consumidos.
Puedo ahora nombrarme reina en mi soledad de rostros, de voces que me llaman y me lamen.
Porque acaso, alguien, ¿querrá verme, en los años futuros, llorándome al espejo donde niñas hambrientas me visitan los pies de madrugada? ¿querrá alguien, acaso, sacudirse las manos de ratas después de acariciar los restos de mis trenzas empolvadas en el cuello?.
Yo no sé del cuerpo más que un lugar donde vienen a morir los pájaros. Yo no sé del mar, del tiempo; no sé del lenguaje de los ciegos que juegan cartas únicas en la noche entorpecida de pieles.
Y pienso, tal vez, en las tibias orquideas pintadas violáceas, sumidas a la sed, al silencio, a la antigua hechicera que no supo escapar de las plagas la noche que vinieron a sacudir colchones, diciendo a gritos que la muerte tiene el rostro de una niña llorada en un rincón.
Las pequeñas historias están tejidas con papel, las agujas resquebrajaron todo y la estructura, se hizo añicos sobre mis tobillos anhelantes.







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2 voces:

Judas dijo...

Pyrola rotundifolia

juanp dijo...

todo esto es como una fiesta de mascaras puestas alrevez.
Saludos!